jueves, 24 de junio de 2010

Ahi va ...

Uno. Empezar. Cero en realidad. Blanco. Vacío ... nada ... ¿nada?, no, mucho en una especie de embudo tapado, comprimido y temeroso. El contenido ahí, a punto de explotar.
Todos, creo yo, tratamos de sobresalir, de ser originales, de hacer algo nuevo, de ser únicos, de llamar la atención. Ahora, ¿caminarán por la cornisa?, ¿llegarán al límite? ... ¿te arriesgás?, ¿te entregás? ...
Yo estoy harto de quemarme, no así de prenderme fuego, porque es inevitable, porque vivo en llamas, pero llamas que conllevan lágrimas, aunque no hiervan ni evaporen.
Me han malinterpretado otra vez ... una y otra vez. ¿Seré yo? ... por supuesto, como dije alguna vez ésta no es la época en que debí nacer. Soy un caballero, pero a veces, creo, mi armadura es de acero inoxidable.
No así mi estómago, que vive dándome trabajo, que llama constantemente mi atención. Me dobla, me avisa algo ... y no lo entiendo. Y eso que es mi estómago y no creo que se vaya de ahí. Digo esto porque últimamente vengo alejando a todos, o a muchos ... y no puedo quedarme solo; nadie debe estar solo mas de unas horas ... no se puede.
Mi humor, otro enemigo. Lo creo un aliado, pero corroe, es ácido. Es el que me aleja, es oscuro, contradice mi primera sensación, al despertar, cada mañana ... salvo los días radiohead, que son bellos.
¿A dónde van todos tan rápido?, ¿a dónde vamos? ... ¿dónde están los salmones?, ¿donde los remansos? ....