martes, 24 de agosto de 2010

el oJo delator ...




Lunes otra vez, sobre la ciudad. Los amaneceres son más claros, cada vez más claros. Todo se ve con mayor nitidez, más profundo o, tal vez, solamente más lejos.
O será que el agua del grifo hoy limpió demasiado profundo la jeta? No solo lavó, sino que amplió su alcance de visión.
En el espejo el abdomen se ve curvo, desde arriba casi no se distingue la pistola; ni hablar de las bolas. Pero las siente hinchadas, a punto de explotar. La frialdad de la Caro resulta que en gran parte se debe a un agente, si, a otro abdomen prominente con el valor de estar calzado. Un cachetón con una terrible panza de pedos y la puta costumbre de golpear mujeres.
El ojo en compota de la Caro deschavo todo… con razón no pasaba nada últimamente, con razón tan arisca la conchuda…
Tito no sabe si matarla o no… ¿o lo mata a el? ¿A los dos? …Matar a un cana es un bardo, salta al toque. Encima semejante gordo, ¿donde lo meto?, no se merece ni el pozo que tendría que cavar, ni el esfuerzo de alzarlo… aunque dejarlo tirado no es mala idea, podría ser cualquiera… ¿Quién no quiere cargarse un puto de estos? …. Podría haber sido cualquiera.
Habría que elegir el lugar; nada de silenciador… ¿Dónde mierda se consiguen?, aparte, ¿de donde saco la guita? … Tito, Tito… ¿qué estas pensando? Se le cruzan imágenes, jugando en el patio con el revolver de cebitas, mama mirando por la ventana de la cocina, los disparos a los malos… imaginarios, invisibles para los demás.
Ese Tito chiquito era el policía que hoy se quiere levantar, mandarlo al otro lado, estirarle la pata y mear encima de la tierra removida.
Y ella. No puede ser. ¿En que momento la Caro dejo de serlo? ¿En que momento y porque pensó en cagarme? Entre los machos siempre se dice: “las mujeres, si están enamoradas, no te cagan” … “ahora, sino te aman mas, si que te cagan … el día que cojen con otro es porque no te quieren mas” …
A tito le han hecho algunos petinatos; se ha revolcado borracho sin poder conseguir erecciones. Algunas veces, sobrio, tampoco pudo conseguir ponerlo duro.
Tito esta enamorado hasta las bolas, hasta la medula… y por eso esta dolido… molido…
-         la mato a ella… ¡puta!!!!  … puta hija de puta … y llora
No quiere emborracharse, no le sirve fumar, solo la empeora. Se acuerda los polvos mágicos con los dos en ese estado, los dos tomando del pico de una botella de espumante después de hacerlo en el telo barato que era el lujo de los lujos, en la historia de amor mas cruda y real que habría imaginado jamás …
Se quiebra y el dolor por el esfuerzo del trabajo corporal lo quiebran. Hoy ni siquiera tiene fuerza para ahorcarla con sus manos… esas que le entregaban lo conseguido en la jornada para parar la olla, para que se compre los puchos, alguna pintura o perfumito rico, como de frutas… se lo imagina a el con el uniforme azul, los borceguíes tirados al costado de la cama, su cama… ¿habrá ocupado mi lado?,… ¿se habrá duchado? … ¿habrá usado el mismo jabón que yo? …
- voy a matar al hijo de mil puta… si… que lo mato…  este no la cuenta

sábado, 7 de agosto de 2010

capitulo 3



Jueves, día puto. Nadie tiene ganas de nada. ¿Porqué no es viernes? … ¿y para qué?.
Día veintipico del mes, de pedo diez mangos en el bolsillo que le robo a la Caro, de la cartera, mientras dormía, Tito encara la calle que hoy viene con un viento frío que te parte en dos.
La frazada era adhesiva hoy, tipo cazamoscas, pero hubo que levantar, erguir el alma y encarar la lleca.
De golpe, ya en la avenida húmeda de agua servida y aceites diversos, se da cuenta que se olvidó los guantes.
No siente las manos, ni el dolor por la jornada anterior, la de ayer…
-          ­Mierda! (tira) – tiene envuelta la bufanda hasta las orejas y la nariz le gotea. Tampoco  trajo pañuelo
-          Me cago en la mierda!
Ve que algunos hacen como los jugadores de fútbol, tapan una fosa nasal y soplan fuerte y el verdolaga salta hacia las baldosas gastadas de la vereda para que algún distraído la pegue a su calzado y disemine bacterias y gérmenes por doquier. Pero le parece asqueroso… la manga de la campera, manos, servilletas, servilletas… encontrar un café… - con 10 mangos – trajo 10 mangos, piensa y decide si gastar en eso, se tomó un cocido y un bollito de pan antes de salir.
-          Mejor llego al mercado y veo si el del carrito de café me dá (sigue pensando; en las servilletas) y por ahí pinta tomar un cafecito, de onda, saldrá  la mitad, en compañía de pares que harán que el recalentado brebaje sea un elixir en el pecho y no se sienta el gusto a quemado.
El criollito salado zafa, por lo menos es de hoy, con el azúcar es distinto. Hay que ponerle bastante, hoy hay que bajar cajas y bolsas a lo loco. El azúcar te da marcha; recuerda la canción de Charly: “la sal no sala y el azúcar no endulza”. La canta bajito, se acuerda de aventuras nocturnas duro como estatua (de estación), de cuando sintió el agua de la Bristol en los labios la primera vez y luego en el cuero, al sol.
El criollito estaba salado, el café redulce… que caravana Charly!; que caravanas Tito! … que ganas de reviente, cuanto descontrol que habías creído superar. Cuantas imágenes juntas de golpe; como no haber disfrutado más… porque no disfrutar ahora…
- Dale loco! Le gritan… cae la primera bolsa y aunque no es de cemento, pega como tal… “como de haberme tragado una bolsa de cemento” – piensa -  … _- pero no estás en el estadio azteca… estás en el puto mercado, en esta puta ciudad… -.-