jueves, 9 de septiembre de 2010

el peso de las horas


Caída al vacío… nada de decisiones apresuradas. Mientras lo piensa, Tito arma un bolsito heredado de cuerina marrón caqui y se va sin rumbo fijo.
No le va a caer a la vieja. Demasiados malos tragos ya. Aparte, las bolas pesan suficiente como para hacerse cargo de las jugadas hechas y sus consecuencias.
El presupuesto no es tal; el imprevisto le deja como única opción una pensión en calle casi céntrica, frente a la morgue…
-          Vamos a ser vecinos con el oficial Panza  - piensa y se relame con el perverso humor que le mueve los músculos de la boca y le dibujan una sonrisa tipo Guasón … y así se siente … es el villano idolatrado; el maquillaje perfecto, en traje de caballero entallado, pelo anaranjado, su color preferido … el color de la media naranja ….
-          Perra! … piensa
-          Son todas iguales – le dijo el Tano; hoy no había otras, no había otra cosa en mente …     
Escaleras crujientes, el olor a guiso se mezcla con la combustión de la calle de vereda angosta que delimita el circuito  de carrera de colectivos de línea. El ascensor es un recuerdo. Está trabado en el entrepiso colmado de bolsas de residuos de quienes no tienen tiempo de dejar el control remoto del sagrado zapping tropical … quienes no reniegan del nauseabundo y dulzón hedor que impregna los pasillos húmedos y manchados de pasos, escupitajos y graffitis. O tan solo inscripciones obscenas y dibujos de miembros y posturas de garche.
Tito, herido, sube cada escalón queriendo que al final del pasillo haya una gran boca que lo trague sin masticar y lo haga desaparecer en el mismo instante; sin dolor… sin más, en realidad.
Se va acercando y la puerta, que alguna vez fue la entrada, quizá, a una gran suite, tiene tantas capas de sintético que su esplendor se ahogó y se escondió en las vetas mas profundas.
El llavero rectangular de plástico con letras borroneadas dice “B” y él piensa que allí todo es clase B. Su vida es una película de ese tipo, y tipos como él lo ven en el bar del frente con un pingüino y lechón trozado con chimi.
El de al lado tiene puesto una cumbia a todo lo que el reventado equipo da, con una ecualización tan mediosa que alteraría al propio Gandhi y lo haría comer un sánguche de fideos verdes con Ketchup, onda gula de faso rico.
La cama de plaza y media tiene resortes y colchón de pluma que se adopta a la fisonomía del pasajero. En lugar de araña o lámpara, la luz de un tubo fluorescente deja ver la desolada habitación de techo alto y un ropero con una puerta de vidrio que el moho ha ido erosionando y dibujando, en negro, grandes obras que van cambiando de forma con el peso de las horas… horas de cumbia y ladridos porque los putos de al lado tienen perros que ladran a morir en el balcón…
-                     Ahora si que sería bueno tener un silenciador … piensa Tito mirando a los perros desde su ventana del balcón, tras la cortina dura de esquivar pileta y objetivo de disparos líquidos de todo tipo …
Todavía no tiene el arma, ni sabe donde vive el pata de lana, ni sabe si va a hacerlo o no, solo quiere tirarse y taparse hasta las orejas. Acurrucarse y pensar que todo es un sueño y que la vieja está sentada junto a él cantando una canción mientras le acaricia el pelo. El pensamiento lo relaja que se duerme; a tal punto que no siente aún las pulgas que empezaron a visitar y degustar al invasor.
Afuera es una jungla… ¡¡¡pero esta noche se van todos a la concha de la lora!!!   
 
 Si fuera una escena, aun clase B, de una película, en este momento sonaría “Plegaria para  un niño dormido”… donde el mundo es un ch

2 comentarios:

  1. La literatura erótica que estabas esperando:

    losrelatosdevance.blogspot.com

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  2. ¿Sabrán quién es el Pata de Lana? Duro relato. Pero debe ser así el mundo de Tito

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