viernes, 16 de julio de 2010

El personaje principal


Tito viaja en colectivo, desde allí ve los tendederos de bolsas de nylon flameando entre miles de envoltorios que revolotean los baldíos inmundos.
Tito es un Pepe Lui; siglo pasado, lo marcó la década que lo vio llegar, es una mezcla de cupé Chevy con Rambler, un vinilo y un par de botines Sacachispas. Tito sueña despierto, vive una película, todos los del Bondi escuchan lo que piensa, ven lo que oculta, se burlan de lo que teme.
No puede mirar a la gente a los ojos cuando habla, si cuando escucha (o sea poco); los suyos están casi siempre rojos, en llamas, son lásers que en algún momento quemarán algo, que se ponen así de quemar, de vez en cuando. Ojos de carnicero, de kamikaze tripeado.
No puede caminar mirando el suelo, le intrigan los rostros, las risas, los gritos, las bocinas, el pulso de los ritmos a su alrededor…
Tienen que dejar de mirarlo, porqué él es quien clava la mirada; no tiene que hablarte… quizá nunca te vuelva a ver…
Viene de un fin de semana medio pelo… y ya es el tercero. Demasiada expectativa, tal vez. La Caro anda arisca, el volcán está inactivo. Hace frío, por dentro y por fuera; de golpe se acuerda de una noche de un frío parecido, o peor aún, con los lompas en las rodillas, clavando de dorapa a la novia de un conocido en un baldío, contra una pared sin revoque y la hebilla del cinto marcando el tempo como un shaker.
Ella, unos años más grande y tremendas gomas hacía que el lugar fuera el Sahara. Al día siguiente te cruzaba en la calle como si vivieras en Alaska, en el Polo… algo así como dos personajes extra de Fargo que nunca se hablaron.
Aquello estuvo bueno y le dio un golpecito de calor hasta que recordó que ella se pasó de largo en una curva de autopista. Iba muy rápido y así se fue.
Entonces se metió en los huesos aun más el frío del orto, y la bufanda que no tapa bien la nariz, solo la boca, pero quiere escupir. El recuerdo le revolvió el estómago.
Mientras caminaba y recordaba veía tapas de revistas porno al lado de unas de tejido, de cómics, de algún billiken (o cosas así)… ¿nadie quiere hacer el esfuerzo de fantasear un poco? … ¿y los ratones? … andan por debajo, en las cloacas, viendo si las palomas dejan algo. Palomas que hasta podés llegar a pisar en la vereda, porque están picando mientras ven los hocicos de los roedores que, si no viene nadie, se las pican a ellas…
Tito sigue caminando, lleva los auris puestos. Suena la distorsión de “muerto a laburar” y él cabecea el riff… y pensar que laburamos para vivir, y vivimos laburando, y nos vivimos cuidando, sobre todo, de los que “laburan” de los laburantes; tanto de los que te arrebatan y corren como de los que no ves pero se llevan tu esfuerzo, te chupan la sangre… te chupan un huevo… hay que seguir adelante….

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